Nuevas tecnologías y emociones en educación y aprendizaje de personas adultas

En formato virtual y cargado de emoción y emociones compartidas, así se desarrolló el I Congreso Estatal de la Comunidad de docentes en Educación de Personas Adultas (EPA), el pasado sábado 23 de enero. Para arrancar, un “cara a cara” sobre nuevas tecnologías (TIC) y emociones en el aprendizaje de personas adultas. Sobre la mesa reflexiones, experiencia y experiencias de dos profesionales de largo recorrido en EPA: Azucena Badenes (directora de CFPA Jordi de Sant Jordi, Vall d’Uixó) y Joan Padrós (director del CFA Palau de Mar, Barcelona).
Hay muchas emociones que se activan ante y alrededor del proceso de aprender a aprender –e incluso desaprender-, a través de las TIC. Cuando se trata de personas adultas, cada uno llega con su experiencia, y las emociones que esto despierta son diferentes. Entre las negativas: falta de confianza, miedos e inseguridades…. Pero también positivas: motivación, energía, desafío, atención cognitiva, resistencia a la frustración… De partida, es importante, por un lado, registrar e integrar este componente emocional en las propuestas educativas para la prevención del fracaso y el abandono escolar; por otro, en el trabajo con las TIC, para lograr que éstas se conviertan en herramientas efectivas para el aprendizaje y al servicio del bienestar emocional del alumnado adulto.
La llamada brecha digital se ha hecho si cabe más evidente en el contexto de la pandemia, mostrando las debilidades y vulnerabilidad derivadas de la “triple falta”. Pero, la brecha digital presenta muchas caras, al tiempo que es reflejo diversas brechas de base social con las que se trabaja en educación de personas adultas.
Estamos comprobando como hay una parte de la población que no tiene posibilidades de utilizar las TIC en su favor, y que corre el riesgo de quedarse fuera en una sociedad y una economía cada vez más digitalizadas. Sin olvidar el “analfabetismo del dispositivo”, que afecta a sectores de la población adulta más joven, confiada en exceso en una competencia digital limitada al manejo del móvil, con determinadas aplicaciones y redes sociales.
Si hablamos de aprendizaje a lo largo de la vida, hemos de hacerlo de aprendizajes para la vida. La alfabetización digital aparece en la actualidad como una necesidad social básica a la que es imprescindible dar respuesta. Y planteando las posibilidades de respuesta ante este reto desde lo público con recursos públicos, es importante poner en valor el papel que vienen jugando y pueden jugar los centros de educación de personas adultas, en términos de enganche y reenganche con el aprendizaje permanente, en conexión con el territorio y como espacios de inclusión social.

Las experiencias más positivas desarrolladas –con más voluntad y ganas, en muchos casos, que recursos-, apuntan a:
- La importancia de diseñar programas adaptados a las necesidades reales de la población adulta, a diferentes niveles, y con diversos perfiles: en relación con economía digital, administración electrónica, plataformas digitales…
- Los recursos y posibilidades derivadas de la coordinación de iniciativas, la conexión con el entorno y entre instituciones.
- Lo fundamental del acompañamiento, la tutoría, la orientación y el trabajo colaborativo, a la hora de ir ganando confianza en las posibilidades de seguir aprendiendo con las TIC.
- En el día a día, el impacto positivo de generar una cultura de centro que apoya y acompaña en la entrada de alumnado y profesorado en contacto cotidiano con el aula virtual y las herramientas digitales.
- La mejora paso a paso de la competencia digital a partir de lo que resulta más cercano y familiar, para a partir de ahí ir haciendo transferencias y continuar aprendiendo.
- Los beneficios que se derivan de hacer “invisibles” las TIC, incorporadas de forma transversal al proceso de aprendizaje. Más aún, cuando se combinan con metodologías activas: trabajo por proyectos, aprendizaje servicio, aula invertida, autoformación integrada….
- El valor añadido de conectar alfabetización digital y otras alfabetizaciones funcionales.
- La relación entre competencia digital del alumnado y la del profesorado. En lo que a formación del profesorado se refiere, subrayar una doble vertiente de trabajo: la competencia digital instrumental y la competencia digital metodológica (enfocada al diseño de proyectos educativos que integren de manera adecuada las TIC).
En el objetivo de impulsar el aprendizaje permanente, hay varios aspectos en los que las TIC pueden contribuir de forma destacada: flexibilidad – atención a la diversidad -autonomía del alumnado- formación personalizada. Pero sin perder de vista el componente emocional y la influencia que tiene en el aprendizaje de las personas adultas. Aquí, el desafío está en crear entornos digitales “amigables”, complementar, conectar y alternar lo virtual como lo humano, y el desarrollo de la competencia digital con perspectiva de transformación social
Sirvan estos apuntes como resumen de una “cara a cara”, rico en visiones complementarias sobre el complejo puzzle que componen emociones y TIC en educación y aprendizaje de personas adultas. Todo el desarrollo de la actividad en el canal youtube de @fadultos (organizador del Congreso).