Desde la perspectiva docente, nos llega una y otra vez, la intensa preocupación por los efectos en los procesos evaluadores, (enlace a articulo) en relación con la entrada inevitable de la inteligencia artificial en nuestras aulas.

Ahora bien, empieza a resultar curioso que esos procedimientos evaluadores, que se perciben como gravemente amenazados, son de reciente incorporación al sistema educativo.

La entrada de la inteligencia artificial en las estructuras formativas, ofrece una amplia perspectiva, cuyas líneas deben ser analizadas; y a ese análisis debemos enfrentarnos sin prejuicios, abiertos a las múltiples posibilidades que pudieran plantearse...

El camino acaba de iniciarse; las posibilidades son infinitas. Ahora bien, es preciso adecuar procesos formativos y procesos de evaluación. Caminamos a lo desconocido, pero muchas sendas parecen apuntar a caminos conocidos.

Es el momento de reconducir muchos procesos. La inteligencia artificial se impone. Es preciso canalizar su potencialidad.

Y es el momento de contar con las experiencias formativas del pasado y del presente susceptibles de compatibilizarse con estrategias que se apuntan ¿novedosas?