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Crisis de violencia en las escuelas: UNESCO advierte sobre el impacto en el aprendizaje y llama a un esfuerzo global para detener el acoso y el abuso

Mil millones de niños y jóvenes enfrentan agresiones físicas, psicológicas y sexuales cada año; el organismo insta a una respuesta coordinada

Imagen de Pixabay

La violencia escolar ha alcanzado niveles alarmantes y afecta tanto a estudiantes como a docentes en todo el mundo, señala un nuevo informe de la UNESCO. De acuerdo con el organismo, mil millones de niños y jóvenes entre los 2 y los 17 años sufren alguna forma de violencia cada año, lo que tiene un impacto devastador en su aprendizaje, salud mental y oportunidades futuras. La UNESCO describe la violencia escolar como un fenómeno complejo que incluye agresiones físicas, psicológicas y sexuales, así como violencia de género, acoso escolar y ciberacoso. Esta problemática también puede tener raíces profundas en políticas y prácticas educativas discriminatorias, conocidas como violencia institucional, que afectan de manera desproporcionada a grupos vulnerables.

“Comprender la violencia escolar requiere observar sus múltiples dimensiones y causas, que van desde factores comunitarios hasta políticas de los sistemas educativos”, explica la UNESCO. En muchos casos, la violencia escolar está alimentada por normas sociales perjudiciales y problemas externos como la violencia en la comunidad o el conflicto armado, lo que puede convertir las escuelas en entornos inseguros. En Latinoamérica, hasta un 45% de los estudiantes han sido víctimas de acoso escolar, en muchos casos vinculado con la violencia de las pandillas y el crimen organizado.

Impacto en el aprendizaje y en la salud mental

La violencia escolar afecta directamente el aprendizaje de los estudiantes y genera problemas cognitivos y de concentración que resultan en un bajo rendimiento académico, ausentismo y, en casos extremos, abandono escolar. La UNESCO alerta que las víctimas de violencia escolar suelen tener peores resultados en habilidades básicas como la lectoescritura y la aritmética, lo cual limita sus oportunidades académicas y profesionales a largo plazo. El impacto se extiende a la salud mental: muchos estudiantes que sufren acoso o violencia física desarrollan ansiedad, depresión y baja autoestima. Aquellos que experimentan violencia sexual pueden padecer trastornos graves como el estrés postraumático, que puede afectar su capacidad de establecer relaciones sanas y participar plenamente en la sociedad.

Además, la violencia escolar también tiene consecuencias en la vida de los docentes. Alrededor del 80% de ellos han reportado sufrir algún tipo de agresión, desde insultos hasta ataques físicos. Este ambiente hostil lleva a que muchos docentes experimenten altos niveles de estrés y agotamiento, afectando tanto su bienestar como su desempeño. Cuando los docentes están desmotivados o se sienten inseguros, la calidad de la educación se ve directamente afectada, lo cual afecta a toda la comunidad educativa.

Factores que perpetúan la violencia

Las causas de la violencia en las escuelas son múltiples y complejas. En el plano social, esta problemática refleja problemas profundos como la pobreza y la violencia en las comunidades, que se filtran a los entornos escolares. A nivel institucional, la violencia se ve exacerbada por normas de género nocivas, políticas discriminatorias y un ambiente escolar que muchas veces no ofrece el apoyo adecuado a las víctimas. Los estudiantes con identidades de género diversas, por ejemplo, suelen ser objeto de acoso y abuso de manera desproporcionada debido a la falta de políticas de inclusión en las escuelas.

A nivel interpersonal, la violencia puede aumentar por desequilibrios de poder y la falta de herramientas adecuadas para gestionar conflictos. Los niños que sufren violencia en sus hogares o comunidades tienen más probabilidades de manifestar conductas agresivas en la escuela, perpetuando los ciclos de violencia.

UNESCO propone un enfoque integral para erradicar la violencia escolar

Para frenar esta crisis, la UNESCO aboga por un enfoque integral y coordinado que integre a los gobiernos, comunidades, docentes y empresas tecnológicas. La prevención de la violencia escolar debe ser una prioridad en todas las políticas educativas, desde la capacitación docente hasta el diseño de planes de estudio y los mecanismos de denuncia.

Entre las principales estrategias recomendadas, el organismo destaca la implementación de políticas claras contra la violencia, que incluyan medidas de protección contra el acoso escolar y el castigo corporal, así como políticas para combatir el ciberacoso. Las escuelas deben fomentar una cultura en la que denunciar la violencia sea seguro y donde se tomen medidas concretas para abordar este fenómeno. Además, es fundamental que los docentes reciban formación en métodos de disciplina positiva, resolución de conflictos y enseñanza con perspectiva de género para que puedan actuar como agentes de cambio dentro de sus comunidades escolares.

La educación socioemocional y la tecnología, aliados contra la violencia

La UNESCO también subraya la importancia de incorporar el aprendizaje socioemocional (SEL) en los programas educativos. Este enfoque permite que los estudiantes desarrollen habilidades para gestionar sus emociones, establecer relaciones saludables y resolver conflictos pacíficamente, creando un entorno de respeto e inclusión que reduce el riesgo de violencia.

En un contexto cada vez más digital, las empresas tecnológicas también tienen un papel crucial en la creación de espacios seguros en línea. Las plataformas digitales, utilizadas tanto para el aprendizaje como para la socialización, deben garantizar que los estudiantes interactúen sin miedo al acoso o la violencia. La UNESCO propone que las empresas colaboren con las escuelas en la implementación de herramientas de protección en entornos digitales y promuevan la alfabetización digital para que los estudiantes estén mejor preparados frente al ciberacoso.

Invertir en prevención y evaluación: una estrategia a largo plazo

Para garantizar la eficacia de estas intervenciones, la UNESCO recomienda asignar recursos suficientes a la prevención de la violencia en las escuelas, incluyendo la capacitación docente, la creación de infraestructuras seguras y la implementación de servicios de apoyo emocional y psicológico. Además, el monitoreo y la evaluación periódica son necesarios para medir el impacto de los programas de prevención y realizar ajustes que mejoren la protección de los estudiantes.

La violencia escolar es un problema profundo que exige una respuesta global coordinada. Como señala la UNESCO, crear entornos de aprendizaje seguros e inclusivos no solo es esencial para el bienestar de los estudiantes y docentes, sino también para el desarrollo y la prosperidad de las sociedades a largo plazo.

Fuente: UNESCO

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