Siegfried Coudenys: un nuevo comienzo, una nueva esperanza

Mi historia
Según mi madre, fui el niño más feliz del mundo cuando me dejaron ir a primero de primaria. Por fin aprendí a leer y escribir y se acabaron los recortables y las manualidades. Una época principalmente feliz en la que, como alumno y más tarde estudiante, obtuve una visión más amplia de nuestro mundo complicado de la mano de profesores inspiradores.
Como estudiante de trabajo social, opté por hacer prácticas en un centro de educación básica, a caballo entre el trabajo social y la educación. Vi el poder de la educación como palanca para quienes lo tienen más difícil en nuestra sociedad, que cada vez es más compleja, especialmente dentro de programas de empleo y educación básica orientada al bienestar de los barrios. Continué mi carrera profesional como maestro de educación primaria, también en el contexto penitenciario, donde impartí clases a reclusos durante 10 años.
En 2008 me convertí en el primer coordinador de educación de la prisión de Gante. En mi carta de presentación soñaba con el acceso a Internet para los reclusos. En mi opinión, es una medida necesaria para mejorar la calidad de la educación en las cárceles y garantizar su continuidad en el futuro.
Encontrar una opción adecuada para los casi 400 hombres y mujeres que había entonces en la prisión de Gante, buscar contactos con Centros de Educación de Adultos y con los Centros de Educación Básica, intentar adecuarlo todo a las normas estrictas y a los procedimientos de la prisión...fue y es un gran reto. Al principio trabajé en uno de los consorcios de educación de adultos, pero en 2014 dejaron de existir. Sin embargo, la coordinación educativa en la prisión se mantuvo como una tarea de relevancia social y de absoluta necesidad. Tras un periodo de incertidumbre, se les dio cabida a los coordinadores educativos.
Un nuevo comienzo, una nueva esperanza.
En la primavera de 2015, una serie de veteranos, junto con nuevos apasionados, se apuntaron a Centro Flamenco de Apoyo a la Educación de Adultos (VOCVO),
para seguir dando forma y apoyo a la educación en los centros penitenciarios. Realmente nos convertimos en compañeros y en un equipo muy unido, lo que hizo más fácil seguir una misma dirección y una misma estrategia. En los años siguientes, buscamos y encontramos nuestro lugar dentro de VOCVO y seguimos trabajando en equipo. La lucha contra las medidas de ahorro (en la Dirección General de Instituciones Penitenciarias) que de repente hacían imposibles las clases nocturnas, con numerosas huelgas de distinta duración, tuvo como consecuencia la anulación de las clases (o incluso de toda la oferta)... Durante ese periodo surgió Klasbak, una red de personas y organizaciones que apoyan el aprendizaje de los (antiguos) presos, una organización sin ánimo de lucro en la que sigo participando activamente a día de hoy.
Sin embargo, es un trabajo lleno de esperanza y momentos hermosos. Ver a alumnos felices dentro y fuera de los muros, trabajando junto a profesores y colegas apasionados dentro de la prisión.
O cambios estructurales como el proyecto LIO,Learning inside out, (Aprender de dentro a fuera) del FSE que se puso en marcha en enero de 2020 en todas las prisiones flamencas y de Bruselas, bajo el amparo de VOCVO con la participación activa de todos los coordinadores educativos. Los orientadores de los itinerarios de aprendizaje que, junto con los reclusos, diseñan itinerarios de aprendizaje para dentro o fuera de los recintos penitenciarios. Una tarea que los coordinadores de educación no pueden asumir en el tiempo reducido del que disponen.
Seguimos trabajando intensamente durante la pandemia de coronavirus: para organizar las clases a distancia, o de forma individual, como hicieron muchas escuelas en el exterior. Y todo ello en línea, como afuera... ah no, olvidé mencionarlo. Casi 14 años después de mi solicitud, todavía no hay Internet (a veces una versión reducida) para los reclusos que quieren aprender. Esto en un mundo donde, durante el confinamiento, los periódicos estaban repletos de referencias a las consecuencias de la soledad, a la educación en línea y al uso de ordenadores portátiles en la escuela. Así que entonces trabajamos con copias en las celdas, en pequeños grupos, o individualmente. Cambiando y buscando soluciones, de forma constante, en un contexto que no siempre quiere colaborar.
Sigue siendo un trabajo inspirador en un contexto "interesante". Después del coronavirus, la realidad de Internet es inevitable y surgen nuevas posibilidades. Trabajar y pensar a distintos niveles. Elaborar políticas, apoyar a los profesores, motivar a los reclusos... Tratar con reclusos, funcionarios de prisiones, profesores y directores.