Últimamente me he vuelto más olvidadiza. Lo admito, siempre ha habido ciertas áreas en las que he sido despistada: una vez salí de casa para ir a Portugal sin mi cartera, es decir, sin ninguna forma de pago. En otros ámbitos no he tenido problemas, lo que me ha sido muy útil en el trabajo. Pero ya no. Los correos electrónicos se quedan sin respuesta porque creo que ya los he contestado. Olvido cosas aunque estén en mi lista de tareas pendientes. ¿Es una consecuencia de la edad? Quería saber más sobre el envejecimiento del cerebro y la memoria, así que investigué en Internet. Me concentré en los sitios web "oficiales", es decir, organizaciones sanitarias y científicas, bibliotecas e institutos nacionales. Hay que reconocer que no entendí muchas cosas, pues mis conocimientos de neurociencia son más que limitados. No obstante, la base científica de la memoria humana y su conexión con el aprendizaje es extremadamente importante para las sociedades que envejecen.

Neuroplasticidad - el cerebro como músculo

Empecemos con un término que aprendí en una conferencia de un neurocientífico que hablaba de las personas mayores y el aprendizaje: neuroplasticidad.

La neuroplasticidad se refiere a la capacidad del cerebro para cambiar, o aprender, a lo largo de la vida como resultado de la práctica o la experiencia. Es lo que hace que los sistemas biológicos sean únicos y adaptables. Estos cambios no se limitan a las etapas críticas del desarrollo cerebral, sino que también se refieren a la reorganización neuronal a lo largo de la vida como resultado de los procesos de aprendizaje y consolidación de la memoria en condiciones normales y patológicas. (KU Leuven Brain Institute, Neuroplasticidad, aprendizaje y memoria) 

En el pasado, se creía que el cerebro se formaba en la infancia y la adolescencia y luego se estabilizaba en la edad adulta. Sin embargo, es más bien al contrario. De hecho, el cerebro no se forma completamente en la infancia ni en la adolescencia. La realidad es que el desarrollo de nuestro cerebro es producto tanto de nuestra genética como de nuestro aprendizaje y experiencias. Es importante entender que el término "biológico" no implica un resultado fijo y predeterminado. Más bien, nuestros cerebros experimentan cambios continuos a lo largo de nuestra vida, esculpidos por las experiencias que vivimos y los conocimientos que adquirimos. Una gran parte de este desarrollo cerebral implica la alteración de las conexiones entre neuronas, especialmente reforzando aquellas vías entre neuronas que se utilizan con frecuencia. ¡Igual que un músculo!

La cuestión de cómo el cerebro se ocupa de la memoria y el aprendizaje es -según he aprendido- una cuestión fundamental en neurociencia. Las universidades y los institutos de investigación trabajan a distintos niveles, desde la perspectiva médica hasta la del comportamiento (y sus conexiones).

Así mismo, la Universidad de Lovaina afirma que el concepto de neuroplasticidad cuestiona la vieja creencia de que nuestro cerebro madura durante la adolescencia y luego permanece fijo a medida que envejecemos. También apoyan la idea de que nuestro cerebro sigue evolucionando y cambiando a lo largo de toda nuestra vida, incluso cuando se enfrenta a retos como las enfermedades. Este descubrimiento ha dado lugar a una apasionante mezcla de investigaciones que aúnan los campos de las neurociencias y las ciencias del comportamiento. Los científicos profundizan ahora incluso en los cambios dinámicos que se producen en los niveles más pequeños de nuestro cerebro, como las sinapsis, y siguen la transformación de vías neuronales y redes cerebrales enteras. Exploran desde los mecanismos moleculares más diminutos hasta la complejidad de los sistemas, tanto en animales como en humanos..

De ese modo, la plasticidad neuronal abre nuevas posibilidades y muestra cómo nuestro cerebro sigue adaptándose y aprendiendo en modos extraordinarios. Pone en tela de juicio viejas convicciones y ofrece esperanzas de intervenciones revolucionarias que puedan mejorar la salud cerebral y las capacidades cognitivas a lo largo de toda la vida. Si fomentamos este dinámico campo de investigación, podremos descubrir los secretos de la resiliencia cerebral y abrir nuevas fronteras en la comprensión de las enfermedades neurológicas y el bienestar general 

¿Qué significa todo esto para el aprendizaje y la educación de adultos?

Ross Cunningham, autor del artículo para la UNESCO Neuroplasticidad: Cómo cambia el cerebro con el aprendizaje, llega a las implicaciones de que nuestros cerebros están diseñados para seguir aprendiendo, no frenados por la biología. A lo largo de la vida, nuestros cerebros siguen siendo flexibles y cambiantes, y se nutren de nuevas experiencias. No se trata sólo de genética; nuestra "inteligencia" también depende de las intrincadas conexiones formadas por nuestras aventuras de aprendizaje. Por tanto, el aprendizaje es naturalmente un proceso eterno para nuestros cerebros.

A medida que avanzamos en la vida cotidiana, abordando tareas, resolviendo problemas y afrontando retos, las vías específicas de nuestro cerebro se fortalecen, lo que potencia nuestros hábitos, refuerza los recuerdos y mejora nuestras habilidades.

Lo mismo puede decirse de la participación consciente en el aprendizaje a través de la práctica y la formación: el principio de reforzar las conexiones sigue siendo el mismo. Cunningham también sugiere que el aprendizaje significativo implica la creación de conexiones entre conceptos relacionados, en lugar de la memorización. Este enfoque libera todo el potencial de adaptabilidad de nuestro cerebro, desvelando la verdadera esencia del aprendizaje profundo.

Esto significa que la creencia de que "nunca se es demasiado viejo para aprender" se basa efectivamente en pruebas neurocientíficas. El segundo punto corresponde al concepto de aprendizaje informal y su importancia. El tercer punto, referido a la educación formal, es menos problemático para la educación no formal de adultos, pero aun así debe tenerse en cuenta. He encontrado un estudio que analizaba dos formas diferentes de aprendizaje y su impacto en la memoria y el cerebro.

Examinamos el impacto del compromiso sostenido sobre la función cognitiva en adultos mayores utilizando múltiples condiciones de control, basándonos en una distinción entre compromiso productivo y compromiso receptivo. Estos dos tipos de compromiso se diferencian por las operaciones cognitivas que implican. El compromiso productivo se refiere a actividades que requieren un aprendizaje activo y una activación sostenida de la memoria de trabajo, la memoria a largo plazo y otros procesos ejecutivos. Por el contrario, el compromiso receptivo se refiere a las actividades que se basan en la observación pasiva, la activación del conocimiento existente y las actividades familiares, en lugar de la adquisición de información nueva y la participación en tareas cognitivamente desafiantes. (Park DC, Lodi-Smith J, Drew L, Haber S, Hebrank A, Bischof GN, Aamodt W. El impacto del compromiso sostenido en la función cognitiva de las personas mayores: el Proyecto Synapsis. Psychol Sci. 2014 Jan;25(1):103-12.) 

El compromiso productivo tuvo un gran impacto en las funciones cognitivas, mientras que el compromiso receptivo tuvo poco o ningún efecto. Esto puede servir de base para el aprendizaje de los adultos, especialmente los más mayores. Otras investigaciones se refieren a la educación de adultos y a cómo puede influir en los alumnos mayores. Así, los estudios centrados en diversas artes participativas como la música, el teatro, la danza y la escritura creativa han demostrado ser muy prometedores para mejorar la calidad de vida y el bienestar general de los adultos (de mayor edad). Estas actividades se han relacionado con la mejora de la función cognitiva, la memoria, la autoestima, la reducción del estrés y el aumento de la interacción social. El US National Institute of Ageing (NIA) reconoce la importancia de seguir investigando en este campo y está explorando activamente nuevos diseños de investigación y mediciones para establecer la eficacia y los beneficios económicos de las intervenciones artísticas.

Mala memoria - ¡no, gracias!

Si ahora vuelvo al principio de este post, ¿qué puedo hacer para evitar mis olvidos? El Instituto Nacional del Envejecimiento (una institución gubernamental estadounidense) tiene las siguientes recomendaciones:

• Aprender una nueva destreza.

• Seguir una rutina.

• Planificar las tareas, hacer listas de tareas pendientes y utilizar herramientas de memoria como calendarios y notas.

• Poner tu cartera o monedero, llaves, teléfono y gafas en el mismo sitio cada día. 

• Participar en actividades que puedan ayudar tanto a la mente como al cuerpo..

• Ofrecerse como voluntario en su comunidad, una escuela o su lugar de culto.

• Pasar tiempo con los amigos y la familia.

• Dormir suficiente, normalmente entre siete y ocho horas al día.

• Hacer deporte y comer bien.

• Prevenir o controlar la presión arterial.

• No beber mucho alcohol.

• Buscar ayuda si se siente uno deprimido durante semanas.