Nunca dejes de soñar




Aunque parezca mentira, la EPA es una total desconocida en nuestros días. Sí. Es un hecho. Y como muestra, este botón: Las personas que no se mueven en el ámbito educativo saben a qué nos referimos si hablamos de la “ESO” en un “IES”. Pero, sin embargo, pensarán que hablamos en otra lengua si nos referimos a la “ESPA” en un “CEPA”; que no sería ni más ni menos (salvando las diferencias) que su equivalente en el contexto de la Educación de Personas Adultas.
Desde mi humilde atalaya, trato de visibilizar la Educación de Personas Adultas siempre que puedo y de todas las formas posibles, dando a conocer así una realidad desconocida para muchos. Con esa idea en mente, abro las puertas del Centro de Educación de Personas Adultas donde trabajo, para que alumnos de la Facultad de Educación de mi ciudad puedan formarse como docentes, dándoles la oportunidad de conocer in situ un mundo diferente y apasionante, del que en la mayoría de los casos ni habían oído hablar.
Y ese es precisamente el caso de nuestra protagonista, Hafsa Abderrahim Mabsout; una alumna en prácticas del Máster Universitario en Formación del Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanza de Idiomas, de la Universidad de Granada en el Campus de Ceuta, a la que se le brindó la oportunidad de conocer una realidad tan apasionante y tan distinta a lo que nunca pudo imaginar. En esta reflexión se narran las vivencias de una joven que por circunstancias de la vida tuvo que dejar de lado sus sueños y el sacrificio de años para poder abrirse camino en la sociedad. Pero todo cambió cuando la educación le abrió los ojos, le permitió reencontrarse con su yo interior y volver a ser ella misma.
Este es su relato tras su paso por el CEPA Edrissis de Ceuta durante la realización del Prácticum del Máster de Educación Secundaria:
Mi nombre es Hafsa. Soy ama de casa, madre y estudiante, y con 31 años decidí retomar mis estudios. De padres universitarios y una familia formada por cuatro hijos, nací y crecí en un entorno donde la educación era el pilar del hogar, siendo el lema de nuestro día a día “nunca dejes de luchar por tus sueños”. Pero cuando finalicé mi carrera, tomé otro rumbo y me volqué en formar mi familia dejando de lado mis sueños.
Siempre había sido partidaria de seguir formándome y compaginar mi hogar con la formación. Pero no fue fácil ya que había muchas piedras en mi camino que me impedían avanzar. Mi conciencia no estaba tranquila y sabía que yo no era la persona en la que me había convertido. Mi vida se volvió monótona y triste, sin ilusión y vacía. Era una persona sin metas ni sueños, que había echado por la borda todo el sacrificio de su vida. En ese momento no me paraba a analizar el rumbo de mi vida, estaba completamente ciega. Pero cuando visitaba a mis padres me sentía avergonzada y el sentimiento de culpabilidad me consumía por dentro. Ellos nunca me dijeron nada pero yo sentía decepción en su mirada. La vida de su hija había dado un giro de 360º y ellos no podían hacer nada porque respetaban su decisión.
Pasaron los años y con la llegada de la pandemia, además de motivos personales, tuve que volver a Ceuta y vivir con mis padres. Volví a mi hogar. La pandemia no solo cambió el mundo, a mí me cambió por dentro. Cuando veía a mis padres volcarse con mis hermanas en sus estudios, me hacía rememorar los días que mi padre me llevaba al instituto y me decía “Hafsa, yo confío en ti”, o cómo mi madre me llamaba después de cada examen en la Universidad. ¿Esa era yo, la chica que había luchado por sacar una carrera con una buena nota, la que había ido hasta Egipto a estudiar, la que soñaba con aportar a su sociedad y desmontar los estereotipos que habían marcado que el hecho de ser musulmana equivale a opresión?
Empecé por pequeños cursos online, luego hice un Ciclo Formativo de Grado Superior en Educación Infantil hasta que finalmente y después de inscribirme varias veces, fui aceptada en el Máster de Educación. Recuerdo el día en el que salían las listas, arropada por mi familia y mi hija. Mi corazón iba a mil. Mis padres me decían: “Tranquila, Hafsa, que todo va a salir bien”. Yo solo veía a mi hija y pensaba, necesito ser aceptada, tengo que luchar por mí y por ella. De repente, en cuanto mi hermana me comunicó que me habían aceptado, las lágrimas de felicidad inundaron mi rostro. A partir de entonces no iba a desperdiciar la oportunidad de seguir hacia delante y formarme para conseguir lo que siempre había querido, dedicarme a la enseñanza y aportar mi granito de arena a mi sociedad.
El período de prácticas del Máster me llevó a un ambiente diferente al que me había preparado. Sobre todo, a las características del alumnado. El CEPA “Edrissis” de Ceuta me acercó a un alumnado con el que me sentí muy identificada desde el primer día. Personas que a pesar de todos los baches que la vida les había puesto en el camino, decidieron retomar sus estudios y seguir creciendo. La educación nos estaba brindando una nueva oportunidad que no podíamos desperdiciar. El ambiente en el centro era muy acogedor y gratificante, eran una gran familia y todos remaban hacia un mismo rumbo. La educación no tiene edad.
No me faltó apoyo en ningún momento ni de los compañeros ni de los alumnos, con los que hubo una conexión especial desde el minuto uno y me hicieron partícipe en su trayectoria educativa. Por todo ello, y aprovechando la oportunidad que se me brinda desde esta ventana, quisiera recalcar que es necesario promover la educación para adultos, para poder conseguir una sociedad más inclusiva y equitativa. Y pongo de ejemplo mi caso. Sin rodeos. Sin titubeos. A mí la educación me ha brindado otra oportunidad y me ha permitido retomar mi vuelo en la vida. Ya sabes…
“¡Nunca dejes de soñar!”
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NOTA DE AGRADECIMIENTO.-
Desde EPALE-Ceuta queremos agradecer la inestimable colaboración de Hafsa Abderrahim Mabsout, alumna en prácticas del Máster Universitario en Formación del Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanza de Idiomas, de la Universidad de Granada en el Campus de Ceuta, por compartir sus reflexiones sobre la EPA en la plataforma EPALE.
Nunca dejes de soñar
Qué interesante !!! emocionante, gracias por compartirlo. Un gran ejemplo.