La Educación para Personas Adultas en Centros Penitenciarios de Castilla-La Mancha: una realidad en constante proceso de mejora
El pasado fin de semana se celebró la fiesta de la patrona de las Instituciones Penitenciarias en España, Nuestra Señora de la Merced. Un momento para conmemorar y agradecer a tantos profesionales que día a día trabajan en un sector complejo y difícil. Entre ellos hay un buen número de profesionales de la Educación para Personas Adultas, que con la ayuda y apoyo del personal de Centros Penitenciarios, velan y se esfuerzan por conseguir siempre lo mejor para la población reclusa. Es una sensación que se me quedó grabada cuando hace tres décadas comencé a trabajar en el ámbito de la Educación para Personas Adultas y crucé por primera vez las rejas del Centro Penitenciario Ocaña I.
De manera más reciente he vuelto a renovar esas sensaciones y ese mensaje, en las reuniones que de manera semestral mantenemos desde la Consejería de Educación, Cultura y Deportes de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y el personal docente y de Instituciones Penitenciarias que ejerce sus funciones en el Centro de Educación de Personas Adultas "Nuestra Señora de la Merced" de Ocaña (Toledo), inaugurado oficialmente en enero de 2023, aunque viene funcionando como tal desde 2020. Y me consta que así es también en las cuatro aulas penitenciarias que funcionan en otras tres provincias de nuestra extensa región, en Ciudad Real dos de ellas, una en Cuenca y otra en Albacete, atendiendo en total a 700 alumnos.
Me gustaría dar eco en distintas publicaciones en la plataforma EPALE a esta excelente labor, no siempre fácil, pero enormemente gratificante para estos profesionales. Comenzaré con esta primera entrada refiriéndome al Centro de Educación para Personas Adultas ‘Nuestra Señora de la Merced’ del Centro Penitenciario de Ocaña (Toledo) es el primer centro de educación para personas adultas como tal que hay integrado en una cárcel de la región. La singularidad y la realidad diferenciada que presenta, así como la complejidad y las características específicas del alumnado, y el carácter diferenciador de la atención que precisan estas enseñanzas, fueron determinantes para su creación. El centro surgió de la conversión en CEPA del aula de educación para personas adultas que venía desarrollando su labor desde hacía más de diez años en los Centros Penitenciarios de Ocaña I y Ocaña II.
En sus aulas imparten clase un total de diez docentes, de los que ocho son profesores de Educación Primaria y dos de Secundaria. Las materias que se imparten son: español para extranjeros, iniciación al inglés, preparación para el título de la ESO, ofimática básica, entre otras. Según la matriculación recogida en este curso, el segundo desde su creación, son 350 los alumnos que atiende.
En la legislatura que finalizó antes del pasado verano, se han instalado más de 350 equipos informáticos para dotar a estos espacios con las últimas tecnologías. El Centro de Educación para Personas Adultas ‘Nuestra Señora de la Merced’, en concreto, ha renovado sus aulas con más de 28 nuevos ordenadores y la mejora de sus conexiones.
También debo referirme al protocolo en el que estamos conjuntamente trabajando para atender a los alumnos que desean cursar Bachillerato, recogiendo una larga tradición de colaboración con el IES Alfonso X el sabio de Toledo, que desde hace décadas ha atendido a este tipo de alumnado.
La educación en centros penitenciarios, una realidad poco conocida y enormemente importante para conseguir que la población reclusa se reintegre en el futuro en la sociedad, creciendo en lo académico, pero sobre todo en lo personal. Gracias, sin duda, a esos magníficos profesionales que ejercen esa labor callada entre los muros y rejas de nuestros centros penitenciarios. Mi agradecimiento y el de toda la sociedad para todos ellos.