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¿Por qué educar?

El proceso educativo debe ser el camino iniciático que todo ser humano recorre, buscando respuestas a preguntas trascendentales para descubrirse a sí.

Sí, ¿por qué educar? Es una pregunta que deberían hacerse los profesores, las madres, los padres y todas las personas que pretenden educar.  La palabra "educar", desde su raíz latina, significa sacar de dentro todo lo que la persona puede expresar para crear una nueva realidad. Para ello, es necesario experimentar conscientemente lo que sucede dentro y fuera de uno mismo. Esta experimentación lleva a plantearse preguntas que ayuden a profundizar en la construcción del conocimiento y del sentido de la vida. Preguntas que deben partir de la persona que educa, por ejemplo: ¿Cómo me desenvuelvo en la vida?, ¿Qué situaciones no he resuelto con las personas más cercanas, padre, madre, hermanos, pareja, hijos...?, ¿Cómo observo hoy mis actitudes, relaciones, sentimientos, decisiones?, ¿Tengo un propósito definido?

En otras palabras, el proceso educativo debe ser el camino iniciático que todo ser humano recorre, buscando respuestas a preguntas trascendentales para descubrirse a sí mismo y a su entorno: el lugar que ocupa en su familia, comunidad o sociedad, su función y la de los demás seres vivos que habitan su entorno inmediato o cómo se dan las interrelaciones entre todos ellos para una vida armónica.  Es la persona que se abre al descubrimiento y busca sus propias respuestas.

El guía orienta, pregunta, inspira

En este camino se necesita un guía, es decir, el educador, que puede ser cualquier persona del entorno del alumno y que también ha recorrido su propio camino. La función de este guía es proporcionar claves para que el individuo o alumno siga descubriéndose y transformándose. Naturalmente, los primeros educadores son los padres. Luego es necesario un espacio de socialización, es necesario integrarse a grupos donde se intercambien conocimientos, que en la antigüedad eran las ágoras, y en la actualidad pueden ser los centros educativos o espacios comunitarios, donde se debaten diferentes temas de interés, aquí la función del guía es seguir haciendo preguntas, no dar respuestas, ya que estas deben ser el resultado de la experiencia y la dialéctica de cada individuo. Es decir, cada individuo lleva lo vivido a su interioridad, con lo cual construye su realidad interna.

La realidad es neutral

El papel del guía o educador no es hacer que cada uno siga el camino del conocimiento que ha hecho, ni imponer contenidos preestablecidos. Se trata de diversificar los conocimientos, porque en esta época de cambios una de las cosas que se pone de manifiesto es que la realidad es neutra y cada uno le da un sentido según su experiencia.

Para experimentar la neutralidad de la realidad, siente lo que percibes ahora y hace unos años o días. Cuando tenías 15 o 20 años, ¿veías el mundo como lo ves hoy? ¿Tenías la misma referencia de tu padre o de tu madre antes y ahora? ¿Cómo es la relación con los amigos? Si observas que tienes diferentes perspectivas en diferentes momentos, es porque cambias a cada minuto de tu vida, obviamente el exterior también cambia. Sin embargo, a medida que cambias, puedes experimentar la misma situación desde diferentes perspectivas. Por ejemplo, un neumático vacío en medio de la carretera. Dependiendo de tu actitud ante la situación, defines la realidad. Puede ser de estrés o, si lo eliges, de aprendizaje. Así que vemos la realidad según cómo somos. El problema no es lo que ocurre, sino lo que haces con lo que ocurre. Llegar a comprender y practicar esto desde el corazón es una clave fundamental para vivir con serenidad y paz interior. Esto es sabiduría. Cuando vives desde tu sabiduría te vuelves más compasivo, abierto a la escucha y eres el ejemplo de lo que expresas. ¡Qué mejor maestro que el ejemplo!

Desde el corazón

Sin duda estamos proponiendo un gran reto para los educadores. Se trata de tomar conciencia de que su propia realidad y la de sus alumnos son diferentes. Estamos seguros que quienes leen esto ya están sintiendo la necesidad de un cambio de paradigma. Les invitamos a dejarse llevar por el corazón y desde ahí conectar con la emoción, la experiencia y la historia personal del educando, desarrollar más la capacidad de escucha, dejar a un lado el ego que dice que hay que tener razón y tratar de entender las razones y argumentos de cada persona, se darán cuenta de que al hacerlo se sentirán menos agobiados y más abiertos a todo lo que la vida les ofrece. El reto es hacerlo, no quedarse con el pensamiento sino pasar a la acción. Respira hondo y pregúntate ¿qué bloqueos sientes en este momento para abrirte a escuchar con el corazón a alguien a quien has estado juzgando? Antes de seguir leyendo, repite de nuevo la pregunta y sigue respirando con consciencia. Observa lo que ocurre en tu cuerpo, las sensaciones, los sentimientos y permítete sentir. Permítete sentir significa observar sin juzgar la rabia, la tristeza, la impotencia o cualquier otro sentimiento. Reconócelo y acéptalo. Lo que no aceptas es lo que te mantiene en el sufrimiento. Sólo cuando hayas hecho tu proceso de interiorización retoma la lectura.

Volviendo a la pregunta inicial, ¿por qué educar? Diríamos que para ayudar a las personas a ser conscientes de sí mismas, de sus pensamientos, sentimientos y actitudes en relación con todas las formas de vida y la naturaleza, así como del papel que pueden desempeñar en su propio beneficio y en el de los demás. Para cerrar esta reflexión dejo la famosa frase de Sócrates que sigue siendo pionera en el arte de educar: "Sólo sé que no sé nada", es decir, ser consciente de que el otro siempre tiene algo que aportar que yo no sé. El reto en esta dialéctica es "enseñar menos y aprender más de lo que el otro puede sacar de sí mismo". Cada ser con el que te relacionas, tenga la edad que tenga, es un maestro del que puedes aprender. Tener la comprensión, la compasión y la empatía para reconocerlo es el gran reto.

Recordad que lo que estáis leyendo es sólo una provocación, un atisbo desde mis observaciones. No me creáis, experimentad, haceos preguntas y buscad vuestras respuestas. Es tiempo de educar desde el ser para transformar realidades.

 

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