Las lenguas como organismos vivos




Como filóloga inglesa y profesora de inglés, siempre he sido una gran apasionada de esta lengua, su historia y su cultura e intento trasladar esta pasión en cada una de mis clases. Además, desde que trabajo en un CEPA, comparto esta pasión con la de la lengua española, ya que también imparto clases de esta materia.
Siempre me ha resultado curioso cómo el alumnado del instituto me preguntaba al respecto de reglas y normas establecidas sobre los usos de un tiempo verbal u otro y las posibles diferencias de significado entre términos aparentemente semejantes, por ejemplo, como si anhelaran aceptar esas normas como verdades absolutas de las que no desviarse ni un ápice. En este sentido, yo misma he de reconocer que en ocasiones también necesito reglas fijas cuando aprendo un nuevo idioma, pero quizás por la experiencia, he aprendido a no concentrarme en estos aspectos y dejarme llevar por otras maravillas de la lengua en cuestión.
Lo cierto es que esa “obsesión” por descubrir las leyes que imperan en los entresijos de la lengua, ya sea la inglesa o la española, parece perseguir al alumnado adulto como una sombra inevitable de la que no pueden deshacerse ni doblando una esquina. Es cierto que conforman un perfil de alumnado que se siente más inseguro cuando retoma sus estudios y debe enfrentarse al aprendizaje de materias nuevas, además de situarse en un contexto diferente a aquel en el que se encontraban cuando estudiaban años atrás. Ahora deben compaginar sus estudios con las responsabilidades familiares y laborales y muchos de ellos lo ven como un reto difícil de superar. Aun así, hacen todo lo posible por superarse día a día y se interesan por comprender los mecanismos que hacen funcionar las lenguas, un interés que los docentes agradecemos. Sin embargo, a veces, este interés por descubrir y aplicar cada una de las reglas impide que disfruten del aprendizaje de la misma y evolucionen en su uso.
En este punto, he de decir que siempre me he esforzado por que el alumnado comprenda que las reglas existen para ser acompañadas por un compendio de excepciones a las mismas y que esto no debe ser motivo de frustración, sino de flexibilidad. Les hago ver que las lenguas son organismos vivos que tienen una serie de normas establecidas, pero que evolucionan y se adaptan a las necesidades y al uso que los hablantes hacemos de ellas. Y esto no tiene por qué ser una dificultad, sino una ventaja con respecto a las reglas más rígidas que establecen otras materias como las ciencias exactas.
A este respecto, las academias de la lengua de los distintos países son capaces de adaptarse a las nuevas situaciones, los usos y la introducción de nuevos términos que son necesarios para designar las nuevas realidades de una sociedad en continuo cambio. Como ejemplo, la RAE acaba de renovar su página web y ha incorporado un nuevo apartado denominado “Observatorio de palabras”, con el objetivo de dar cabida e información sobre términos que aún no se encuentran registrados en el diccionario, pero que han de ser tenidos en cuentas puesto que su uso se ha extendido en los últimos años. Entre ellos, encontramos neologismos recientes, extranjerismos, tecnicismos y regionalismos. La RAE advierte que se trata de una información provisional, pero que se tendrá en cuenta para poder ser modificada en el futuro.
Considero que es una notica estupenda y ya la he compartido con mis estudiantes esta semana, para hacerles ver que hasta las instituciones de la lengua que nos parecen más rígidas están dispuestas a aceptar nuevas palabras o acepciones, en definitiva, a reconocer la flexibilidad de las lenguas, que se encuentran en constante cambio y que por ello las hace únicas, como seres vivos en continua evolución que han de adaptarse a los cambios de nuestra sociedad. Así, los propios alumnos han de adaptarse a su nueva condición y evolucionar a través del desarrollo de sus habilidades académicas y personales. Y sin duda, la mejora de su competencia lingüística, incluyendo el reconocimiento de sus particularidades, pero también de sus posibilidades de cambio, les ayudará en este recorrido.
"Entes vivos"