Cristina Steegmann Pascual, doctora en Sociedad de la Información y catedrática de matemáticas, dirige desde 2011 el Institut Eugeni d’Ors de Badalona, un centro transformado en referente educativo e inclusivo en el Barcelonés Norte. Reconocida con premios como el Dona TIC 2020, el Creu Casas 2022 o el Alan Turing al Compromiso Social, Steegmann lidera un modelo pedagógico innovador y sensible a la diversidad del entorno.

En esta entrevista comparte su experiencia como anfitriona y colaboradora del proyecto de Aulas de Capacitación Digital, impulsado desde el Departamento de Educación y Formación Profesional de la Generalitat de Catalunya.

Impulsando el aprendizaje permanente desde las Aulas de Capacitación Digital

¿Qué es el proyecto de Aulas de Capacitación Digital y cómo se desarrolla en vuestro centro?

Es una iniciativa que tiene como objetivo acercar las competencias digitales básicas a personas adultas que, por distintos motivos, no han tenido un acceso previo a este tipo de formación. En nuestro centro se desarrolla mediante talleres presenciales, en grupos reducidos, con un enfoque muy práctico. Utilizamos sobre todo el teléfono móvil, el dispositivo que más conocen y utilizan los participantes. El centro cede el espacio, el Departamento de Educación y Formación Profesional proporciona la formadora y los contenidos, y la formación está abierta al barrio, tanto a jóvenes como a adultos que no estén cursando estudios reglados.

¿Qué perfil de participantes es el más habitual?

La mayoría son mujeres de entre 45 y 65 años, muchas de ellas con trayectorias migratorias y escaso contacto con herramientas digitales. También acuden trabajadores de planes de ocupación municipales, generalmente hombres. Nos ha sorprendido su compromiso, su interés y, especialmente, sus ganas de compartir lo aprendido con sus entornos.

¿Cómo se detectan las necesidades digitales del grupo antes de iniciar la formación?

En las primeras sesiones preguntamos por su uso del móvil e internet y por las dificultades que encuentran. A partir de ahí, observamos cómo se desenvuelven con el dispositivo para adaptar los contenidos a sus necesidades reales.

Participación, motivación y confianza

¿Qué estrategias empleáis para fomentar la participación de personas adultas?

Trabajamos mucho la acogida, la calidez. Generamos un espacio seguro, sin juicios, donde se puede preguntar sin miedo. También hacemos difusión directa a través de entidades sociales y centros educativos del barrio, con materiales visuales y mensajes claros.

¿Alguna actividad que haya tenido especial acogida entre los participantes?

Sí, cuando trabajamos con aplicaciones útiles del día a día: La Meva Salut, T-mobilitat, Gmail, Google Maps o el uso del certificado digital. Les resulta transformador poder gestionar una cita médica o consultar un trayecto por sí mismos.

¿Cómo mantenéis la constancia a lo largo del curso?

Con un feedback continuo, un lenguaje positivo y un ritmo adaptado a cada grupo. Además, proponemos pequeñas prácticas entre sesiones y fomentamos un ambiente de confianza y buen humor.

Un impacto transformador

¿Qué cambios observáis en quienes participan en las aulas de capacitación digital?

Lo más destacable es el aumento de autoestima y seguridad. Muchas personas llegan con miedo y se marchan con la convicción de que pueden hacer mucho más de lo que imaginaban. Su autonomía mejora, y también su conexión con familiares y servicios.

¿Se ha podido integrar el proyecto con otras iniciativas?

Sí, en algunos casos hemos coordinado acciones con el Ayuntamiento, lo que nos ha permitido establecer derivaciones y continuidad formativa.

¿Qué buenas prácticas destacarías para otros centros?

La contextualización de los contenidos. Siempre trabajamos con ejemplos reales y cercanos: desde trámites administrativos hasta identificar SMS fraudulentos. También comenzamos cada curso con una sesión de acogida para conocer al grupo y establecer vínculos.

Retos y perspectivas de futuro

¿Qué dificultades habéis encontrado durante el desarrollo del proyecto?

La principal ha sido la difusión: encontrar participantes y asegurar la asistencia regular. También supone un reto la gran diversidad de niveles digitales en un mismo grupo, así como el uso de dispositivos antiguos o mal configurados. Además, no siempre es fácil mantener una comunicación fluida cuando no utilizan correo o WhatsApp.

¿Qué mejoras tenéis previstas?

Queremos incorporar contenidos sobre inteligencia artificial, ciberseguridad y creación de contenidos digitales sencillos. También nos gustaría ofrecer itinerarios más largos y niveles diferenciados.

¿Cómo ves el futuro de la formación digital para adultos?

Debe consolidarse como un servicio público esencial. Es necesario garantizar financiación estable, mayor difusión entre colectivos vulnerables y una red de profesionales formados específicamente en acompañamiento digital con enfoque pedagógico. Hay mucha desinformación entre adultos, lo que genera dependencia de familiares o de la administración.

Para finalizar

¿Podrías resumir en una frase el valor de este proyecto?

Este proyecto demuestra que nunca es tarde para aprender y ganar autonomía. Ver a una persona hacer una gestión digital por sí misma cambia su autoestima y su calidad de vida.

Un hecho inolvidable: la visita de Malala Yousafzai

En 2013, el Institut Eugeni d’Ors recibió la visita de Malala Yousafzai, Premio Nobel de la Paz. La joven activista quiso agradecer personalmente las cartas que le habían escrito los alumnos del centro durante su recuperación. Fue un momento inolvidable que refuerza la vocación del centro por trabajar en valores de igualdad y compromiso.