¿Sabemos lo que compramos?
Con el siguiente artículo os propongo este tema transversal que favorece la educación integral del alumno vinculándole al contexto actual y acercándole a una realidad de la que muchas veces no es consciente. En el mundo académico tenemos la tendencia a quedarnos con la parte teórica del entorno en el que nos movemos, sin percatarnos de las implicaciones sociales y culturales que puede tener, como es el Comercio Justo. La visión y misión más práctica y real de esta temática nos ofrece una amplia perspectiva para educar a nuestro alumnado en valores como la educación ambiental, la educación para la paz, para el consumo y sensibilizarles con la igualdad de oportunidades y con los derechos humanos.
“El Comercio Justo es un sistema comercial basado en el diálogo, la transparencia y el respeto, que busca una mayor equidad en el comercio internacional prestando especial atención a criterios sociales y medioambientales. Contribuye al desarrollo sostenible ofreciendo mejores condiciones comerciales y asegurando los derechos de productores/as y trabajadores/as desfavorecidos, especialmente en el Sur”. (Organización Mundial del Comercio Justo, WFTO)
Dicho de otro modo, el Comercio Justo es otra forma de comercio que lucha contra las desigualdades y la pobreza.
Todas las organizaciones que pertenecen a este movimiento deben cumplir los diez principios del Comercio Justo.
- Creación de oportunidades para productores con desventajas económicas.
- Transparencia y responsabilidad.
- Prácticas comerciales justas.
- Pago de un precio justo.
- Asegurar ausencia de trabajo infantil y trabajo forzoso.
- Compromiso con la no discriminación, equidad de género y libertad de asociación (sindical).
- Asegurar buenas condiciones de trabajo.
- Facilitar el desarrollo de capacidades.
- Promoción del Comercio Justo.
- Respeto por el medio ambiente.
Todos estos principios los podemos concretar en estos tres bloques:
- Respeto a los derechos humanos, laborales y sociales: salarios dignos, condiciones laborales adecuadas y seguras, lucha contra la explotación infantil e igualdad de género.
- Prácticas justas: relaciones comerciales estables y transparentes a largo plazo basadas en la solidaridad, la confianza y el respeto mutuo. Trabajando en cooperación, se evita la competencia desleal. Al mismo tiempo, el comercio justo protege la identidad cultural de los pequeños productores y sus habilidades tradicionales, promoviendo sus diseños artesanales y sus productos típicos y autóctonos. Favorece la libertad sindical, democracia en la toma de decisiones. Y en cuanto a la comercialización de sus productos siempre a través de técnicas honestas de publicidad y promoción.
- Protección del medioambiente, utilizando procedimientos de producción ecológicos y respetuosos con el entorno. Se busca siempre maximizar el aprovechamiento de las materias primas, utilizando tecnologías de producción que reduzcan el consumo de energía que sean en la medida de lo posible energías renovables que minimicen el impacto global de sus residuos.
En el siguiente enlace puedes encontrar información mucho más detallada sobre cada uno de estos principios:
http://www.wfto-la.org/comerciojusto/
La problemática de las prácticas poco éticas e incluso abusivas de algunas multinacionales sobre los países que se encuentran en vías de desarrollo, quedan expuestas en el siguiente vídeo, que es un extracto del documental China Blue. Como éste, es fácil encontrar muchos otros en la red. Nos acerca a ver cómo se producen esos productos y en qué condiciones se encuentran sus trabajadoras y trabajadores. Muestra la necesidad de que exista una regulación un pacto entre países para que no existan estos abusos.
Es imperiosa la necesidad de ser partícipes de alguna manera aunque sea indirecta de esta organización de Comercio Justo, y lo podemos conseguir a través de la educación, no demandando productos de empresas que no cumplan los principios anteriormente mencionados.
Vivimos en una sociedad donde el marketing y la publicidad estudian nuestro comportamiento de compra como si fuésemos animales de laboratorio. Se encargan de elevar la demanda de cualquier producto de tal manera, que utilizando los estímulos apropiados en cada momento nos convierte en consumidores cada vez más dóciles, con menos reflexión y decisión sobre la compra.
Este vídeo nos invita a reflexionar sobre lo que compramos. ¿Es justo el precio que se paga?, ¿realmente se necesita?, ¿Cuánto habrá costado producirlo?, ¿Cuánto le habrán pagado al productor?, ¿en qué medida el medio ambiente se habrá visto afectado?
El consumo responsable es el que tiene en cuenta que los productos se elaboren dentro de los valores de la justicia social, la ética, la solidaridad y la protección ambiental.
Una segunda reflexión sería sobre los derechos laborales. ¿Estos derechos son idénticos para todos los países? ¿en qué condiciones laborales se trabaja? ¿es justo el salario? ¿es equitativo para hombres y mujeres?
¿Nos fijamos realmente en las etiquetas de los productos que compramos? ¿Y del país de origen de esos productos que consumimos?
Realmente no somos conscientes de que cuando tomamos la decisión de comprar un producto, esa decisión que a veces dura unos pocos segundos afecta y tiene consecuencias para otras personas que trabajan en países desprotegidos en aspectos que son vitales.
Invitemos a nuestros alumnos a reflexionar sobre estos aspectos, a realizar una crítica constructiva para que en el futuro tengan un comportamiento como consumidores responsables y críticos que son consecuentes con sus decisiones. Eduquémosles para que sean personas que se informan y sean sensibles con el entorno que les rodea. Un pequeño gesto puede hacernos cómplices de proteger y garantizar el cumplimiento de los derechos humanos.
“Cualquier cosa que hagas será insignificante, pero es muy importante que lo hagas.” Mohatma Gandhi.
