Un toque mexicano en el corazón del CEPA de Pozuelo de Alarcón
El Concurso de Calaveritas Literarias: Un Toque Mexicano en el Corazón del CEPA Pozuelo de Alarcón
Cada año, cuando el otoño tiñe las calles Madrid y el aire fresco invita a las celebraciones, nuestro centro de educación de adultos abre sus puertas a una de las tradiciones más pintorescas de México: el concurso de calaveritas literarias. Esta actividad, que honra el humor y el ingenio de la cultura mexicana, ha encontrado un hogar cálido y alegre en nuestra comunidad educativa. Entre sonrisas y carcajadas, los alumnos exploran su creatividad mientras rinden un homenaje muy especial al Día de los Muertos.
Las calaveritas literarias son breves poemas humorísticos de origen mexicano que se dedican a la muerte y suelen dirigirse a personajes conocidos, amigos o figuras públicas. Con un toque satírico y juguetón, las calaveritas personifican a la muerte como un personaje burlón y travieso, quien, en estos versos, intenta llevarse a los vivos. Aunque suena sombrío, el objetivo es justamente lo contrario: perder el miedo a la muerte, reírse de ella y verla como parte de la vida misma.
La tradición de las calaveritas data del siglo XIX en México, donde estos poemas comenzaron a aparecer en publicaciones satíricas y rápidamente se popularizaron. Hoy en día, la calaverita es un ícono cultural del Día de los Muertos, y el pueblo mexicano la celebra con un espíritu de alegría, respeto y, sobre todo, buen humor.
Con la intención de compartir esta tradición y promover el intercambio cultural, en nuestro centro decidimos organizar el concurso de calaveritas literarias. La actividad, abierta a todos los alumnos, se ha convertido en una celebración anual donde el humor y el ingenio llenan las aulas. La convocatoria es sencilla: se invita a los estudiantes a escribir una calaverita sobre un tema de su elección, pero con una única regla indispensable: ¡la muerte debe ser la protagonista!
Algunos eligen escribir sobre personajes famosos, otros se animan a crear versos sobre compañeros de clase o profesores, siempre en un tono festivo y respetuoso. Este juego literario nos permite conocernos mejor, reírnos juntos y, de alguna manera, formar lazos que van más allá de las aulas.
Este concurso no solo es una oportunidad para despertar el espíritu literario en nuestros alumnos, sino también una ocasión para reflexionar sobre nuestras diferencias culturales y, a la vez, nuestras similitudes. El humor es universal, y el mensaje detrás de las calaveritas –la aceptación de la muerte como parte de la vida– resuena profundamente en todos.
En el proceso de creación de estas calaveritas, se aprende a estructurar rimas, a buscar la palabra precisa y a expresar ideas complejas con un tono humorístico. Muchos de nuestros estudiantes han descubierto talentos ocultos y han creado versos tan ingeniosos que hacen reír a todo el centro. Es gratificante ver cómo esta actividad estimula la creatividad, el respeto mutuo y la colaboración entre estudiantes de diversas edades y orígenes.
El día del concurso es un evento festivo en el centro. Se colocan decoraciones inspiradas en el Día de los Muertos, con colores vivos, papel picado, flores y pequeñas ofrendas, haciendo que el ambiente se sienta verdaderamente acogedor y festivo. Los participantes, con orgullo y un toque de nerviosismo, leen en voz alta sus calaveritas mientras los compañeros y profesores aplauden y ríen con entusiasmo.
Un jurado, compuesto por docentes, elige las calaveritas más originales, graciosas y creativas. Los ganadores reciben premios simbólicos, como libros, material escolar, pero, sobre todo, se llevan el reconocimiento y el cariño de toda la comunidad.
El concurso de calaveritas literarias en nuestro centro de adultos es mucho más que una actividad; es una celebración de la vida, el humor y la cultura. Esta tradición mexicana, que ya forma parte de nosotros, nos recuerda que el aprendizaje va más allá de los libros y que, cuando nos unimos para celebrar la diversidad, todos ganamos.
Con cada calaverita, rendimos homenaje a una tradición que, aunque viene de lejos, ahora nos pertenece. Y así, entre rimas, risas y flores de papel, Madrid y México se dan la mano para recordarnos que la vida, aunque breve, siempre merece ser celebrada con una sonrisa. ¡Que viva el concurso de calaveritas!