Somos diógenes digitales y tiene un coste ambiental



El software verde es una manera de hacer el software que implica hacer todas las aplicaciones que funcionan en el ordenador, teléfono, etc. siendo conscientes del consumo de electricidad que las mismas generan y que conllevan emisiones de CO2. El que sean verdes significa que consuman lo menos posible para funcionar.
El software está en todos sitios, no solo en el ordenador, sino desde la caja de un supermercado a un tren. Hay 3 cosas que han cambiado en el mundo del software: la gran cantidad de datos que manejan, que casi todas las aplicaciones funcionan a través de internet y la IA que se ha añadidio al software para darle más potencia. Esto es una bola que va creciendo exponencialmente con millones de personas que hacen uso de ellas.
Hay estimaciones que dicen que en 2030, solo las TIC supondrán el 20% del consumo global de energía. En 2025 se espera generar cada día 463 exabytes nuevos de datos digitales. Todo eso hace que las demandas energéticas sean cada vez mayores. La Inteligencia Artificial tiene unos impactos grandísimos. Solo entrenar un algorítmo de procesamiento de lenguaje natural emite el mismo CO2 que cinco vidas útiles de un coche. Cada minuto se hacen 59 millones de búsquedas solo en Google. Un día viendo contenido en una plataforma emite lo mismo que un coche dando 3000 vueltas al mundo. En redes, una imagen contamina más que solo texto y un vídeo más que una imagen.
La nube nos ha dado unas posibilidades buenísimas de almacenamientos y en ella descargamos toda la responsabilidad. Hemos perdido la conciencia de lo que pasa. En realidad estamos guardando fotos e información en un ordenador, que no es nuestro, pero es un ordenador. Si nos ponemos a pensar en todo lo que guardamos los 6.000 millones de personas que usamos internet podemos hacernos una idea de lo grandísima que es esa nube.
Somos diógenes digitales, con las fotos y con el correo electrónico y eso tiene un coste ambiental. No es cuestión de dejar de usar la tecnología, pero sí podemos hacer un consumo responsable. Que la gente entienda la repercusión que tiene su comportamiento digital.
Cosas por las que podemos empezar son tan sencillas como borrar fotos duplicadas, no enviar correos con confirmación de lectura, mejor un emoji que un gif, evitar mandar mensajes de voz largos, elegir a quién envias algo en vez de reenviar fotos y chistes a todos tus grupos/contactos.
¡Todo pequeño gesto contribuye a cuidar del planeta!