Mujeres científicas y premios otorgados
Cuando llega el mes de marzo nuestro primer objetivo se encamina a pensar cómo se va a abordar este año el Día Internacional de la Mujer. El lema de la ONU para el 2024 es Financiar los derechos de las mujeres: acelerar la igualdad. Para conseguir este objetivo hemos de analizar los motivos por los cuales esa igualdad no existe, concretamente en el campo de los estudios científicos y tecnológicos, ya que ha descendido el número de mujeres estudiantes en estas titulaciones. Nos llama mucho la atención a todas las que hemos estudiado en una Facultad de Ciencias en el siglo XX, que a lo largo del siglo XXI ha ido disminuyendo paulatinamente el número de alumnas matriculadas en Química, Física, Matemáticas e Ingenierías. En muchos medios se dice que a las niñas y jóvenes de hoy les faltan referentes en esos campos. Hemos de prestar más atención a esas mujeres que nos han precedido y a otras contemporáneas que han hecho de sus estudios e investigaciones un medio para mejorar la vida de todos, algunas han sido reconocidas y premiadas por ello.
Hemos de comenzar hablando de Marie Curie que recibió el Nobel de Física, concretamente en 1903 y ocho años después, en 1911, se hizo también con el Nobel de Química. Estamos ante una científica excepcional ya que sus trabajos sobre la radioactividad cambiaron la vida de las generaciones posteriores y consiguió algo que nadie ha vuelto a conseguir en los dos campos de la ciencia.
Ya en 1935 Irène Joliot-Curi obtuvo a su vez el Nobel de Química completando los estudios que había realizado su madre. A partir de aquí a lo largo del siglo XX solo hubo una Nobel en Física, el de María Goeppert-Mayer y el de Dorothy Crowfoot Hodgkin que obtuvo el Nobel en Química. En total solo fueron 9 las mujeres que recibieron este premio en el campo de las Ciencias, la mayoría en Fisiología o Medicina tales como Gerty Theresa Cori, Rosalyn Sussman Yalow, Barbara McClintock, Rita LeviMontaicini, Gertrude B. Ellon, Cristiane Nüslein-Volhard.
Sin embargo, otras tuvieron que ver en muchas ocasiones cómo un hombre, o varios, se llevaba el Nobel por un trabajo en el que ellas habían tenido mucho que ver. Esto es lo que le ocurrió a Rosalind Franklin, quien aportó la imagen necesaria para que Watson y Crick descubrieran la estructura de la molécula de ADN, que les valdría el ansiado premio. Ella no lo recibió, a cambio murió joven, a causa de un cáncer posiblemente provocado por los rayos X que le habían ayudado a lograr la instantánea. Tampoco fue galardonada Jocelyn Bell, a pesar de que fue ella la que observó por primera vez un púlsar, dando lugar al descubrimiento que valió el premio Nobel a su compañero Anthony Hewish.
En los años 60 enviar humanos al espacio deja de ser un sueño y se convierte en una meta alcanzable, que obsesionaba a rusos y estadounidenses por igual. En la Unión Soviética Valentina Tereshkova, en 1963, se convertiría en la primera mujer en viajar al espacio. Casi paralelamente, la NASA planeaba enviar algunos de sus hombres a la Luna, pero para eso era necesario realizar una serie de cálculos, y se comenzó por contratar a un grupo de mujeres afroamericanas, matemáticas, físicas e ingenieras en su mayoría. Algunas de ellas, como Katherine Johnson, destacaron y poco a poco fueron haciendo trabajos de más responsabilidad, convirtiéndose en importantes impulsoras del primer viaje del ser humano a nuestro satélite.
El siglo XXI nos ha traído nuevas esperanzas, ya que hasta este momento 17 han sido las mujeres que han obtenido el Nobel en Física, Química, Medicina y Economía, y otras han obtenido premios equivalentes en el campo de las Matemáticas. Hemos de mirar al futuro con esperanza y apoyarnos en todas estas heroínas de la ciencia.
Artículo escrito por Lola Oltra Ortuño. Profesora jubilada del I.E.S Thader y de la UMH