Mehmet Kaya: La historia de Ismail y el sentido de la enseñanza

Breve biografía
Trabajo como vicedirectora en un centro de educación pública. Nuestro público objetivo son los adultos. A lo largo de mi vida profesional he trabajado con adultos y, en particular, con grupos desfavorecidos, y he tenido la oportunidad de observarlos y supervisarlos.
Mi EPALE
Conocí la plataforma EPALE durante un seminario. En un momento en que me sentía sola, me encontré con una gran familia. Me di cuenta de que, sea cual sea tu raza, religión o idioma, todos nos enfrentamos a un problema similar. EPALE me dio la oportunidad de entender las prioridades de los grupos desfavorecidos y los obstáculos a los que se enfrentan los grupos de adultos. He realizado proyectos y trabajado en colaboraciones para encontrar soluciones. El EPALE me ha ayudado a ganar confianza y a ampliar mis horizontes. A través del EPALE he podido participar en dos proyectos Erasmus+. Lo más importante es que he seguido aprendiendo.
Mi historia
Una instantánea de la vida de uno...
Esta es una historia real que tuvo lugar en el Centro de Educación Pública Balıkkesir Dursunbey. Había una mujer que acudía a nuestro centro todos los días en una época en la que las solicitudes de cursos estaban muy ocupadas. Llamaba mucho la atención. Tenía un hijo con discapacidad auditiva. Al principio, parecía que escondía al niño a sus espaldas y que estaba a punto de decir algo. Pero ser madre de un niño discapacitado significaba enfrentarse a obstáculos, retos y prejuicios.
El niño se llamaba Ismail. Tenía una discapacidad auditiva. Tenía unos 17 o 18 años. Su madre era cariñosa y sensible con él. Su lucha se reflejaba claramente en su rostro, ya que era madre soltera. Aunque tenía unos cuarenta años, parecía tener unos cincuenta y cinco.
Sus circunstancias la llevaron al Centro de Educación Pública. Ismail y su madre fueron invitados a la sala del despacho del director. Quería escuchar a Ismail y observar a su madre. Quería saber si había algo que pudiera hacer por ellos...
Nos contó los problemas de salud de Ismail, sus luchas. Nos contó, entre lágrimas, que Ismail había terminado la primaria y la secundaria con mucha dificultad. Después de la escuela secundaria, no sabían qué hacer con él, y pasaba la mayor parte del tiempo en casa. Se aburría y se había vuelto violento.
Ismail no hablaba en absoluto, desviaba la mirada cada vez que alguien le miraba. Su discurso no era muy comprensible. Era un chico introvertido y tímido. Pero era muy precavido. Interrogaba a su madre con la mirada preguntando "¿por qué me has traído aquí?".
Lo conocía de la escuela primaria en la que trabajaba. Pero en aquella época era muy pequeño y sus problemas los gestionaba un consejero escolar, como si no fuera mi responsabilidad... e Ismail lo recordaba. Sin embargo, no respondía a mis preguntas ni me miraba a la cara. Hacía señales a su madre de que quería irse. A medida que Ismail crecía, sus problemas aumentaban, tanto él como su familia se habían desesperado.
¿Qué podía hacer el Centro de Educación Pública por ellos? ¿Podemos ayudar a Ismail? Empezamos un curso de informática sólo para Ismail, para que pudiera salir y dejara de aburrirse. Planeé enseñarle las lecciones del curso. Se planificó el curso y se le dio a Ismail su propio curso de informática para que pudiera salir del entorno de la casa. Se informó a la familia sobre el curso.
El curso comenzó e Ismail solía venir al curso de 09.00 a 12.00. A pesar de que el barrio era muy pequeño y él tenía 17 años, seguía viniendo al curso con su madre. Seguía siendo cauto, introvertido, tímido y enfadado. Con el paso del tiempo, Ismail empezó a sonreír y a hacer preguntas. Empezó a relajarse.
Más tarde hablamos con su madre, e Ismail fue puesto a prueba. Podía venir al curso solo o no.
Tres días después, empezó a venir solo. Fue un momento muy feliz para todos. Todo el mundo se acercó a él menos como un aprendiz y más como un miembro del personal del Centro. El personal era agradable, atento y amable con él.
Ismail completó así 160 horas de clase. No podía oír debido a su discapacidad, pero podía comunicarse con sus profesores mediante el lenguaje de signos. El profesor hacía primero el ejercicio y luego Ismail lo aprendía imitándolo. Lo hizo bien. El proceso comenzó con el encendido y apagado del ordenador y luego con juegos de ordenador. Ismail no podía concentrarse durante mucho tiempo en las clases de informática. Había que planificar otra actividad educativa y se incluyó la sierra de calar en el programa de su curso. Empezó a saludar a sus profesores, les mandaba un mensaje si no podía ir y se disculpaba cuando era necesario. Al final del curso, Ismail era capaz de comunicarse. Había ganado confianza y era sensible a los acontecimientos de su entorno.
Su madre resumió el cambio en él con estas palabras: "Mi hijo, que no salía a la calle, ahora tiene un trabajo y trae el pan a casa para su familia".
¿Qué hace ahora Ismail? Trabaja en el municipio, tratando de aferrarse a la vida con confianza.
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Very touchy story.
What a nice story this is, it is so impressive. Thank you for sharing. It is fascinating to make people happy.