Esther Willemse: Pasión por el aprendizaje y el desarrollo permanentes

Breve biografía
Soy una mujer de 57 años y, además de cuidar de mis hijos, siempre he trabajado para ganarme la vida. Durante los últimos cinco años he tenido dos empleos: uno como auxiliar educativo en la enseñanza y otro llevando a cabo proyectos en Welzijn Lelystad, un proveedor de servicios sociales en la ciudad de Lelystad, en la provincia de Flevoland. Actualmente trabajo en Huis voor Taal, una fundación que ofrece servicios de apoyo lingüístico a adultos con escasa alfabetización y a hablantes no nativos de neerlandés. Me apasiona el aprendizaje, lo que significa que me encanta aprender cosas nuevas y disfruto ayudando y apoyando a niños y adultos en su proceso de aprendizaje.
Mi historia
Mi primer recuerdo se remonta a la escuela primaria. Tenía que aprenderme las tablas de multiplicar y yo lloraba y preguntaba: "¿De verdad hay que hacer esto?". Más tarde, cuando me hice mayor, fue mi madre quien me ayudó a terminar la enseñanza secundaria. Era profesora y creía que yo debía conseguir al menos un título oficial. "Cuando tengas el diploma, podrás encontrar trabajo en [la cadena de grandes almacenes holandesa] HEMA", me dijo.
Pero cuando terminé la secundaria, quise seguir aprendiendo -aprendiendo y trabajando a la vez, algo que he seguido haciendo toda mi vida.
Primero me matriculé en una escuela técnica para estudiar diseño y escaparatismo y después me fui a Nueva Zelanda, donde trabajé como escaparatista durante un tiempo. Cuando volví a los Países Bajos, tuve unos cuantos empleos extraños, como en un bar, en la cocina de varios restaurantes y en servicios de catering. Acabé trabajando como recepcionista en la RTL [un medio de televisión/ entretenimiento] y pronto me ascendieron a jefa de recepción. Mis compañeros me enseñaron a usar el ordenador, entre otras cosas. Al parecer, la empresa pensó que tenía potencial y cuando me ofrecieron un puesto de secretaria decidí hacer un curso de correspondencia comercial en la escuela de secretariado Schoevers.
Luego conocí a mi marido, nos mudamos a Lelystad y tuvimos dos hijos. Seguí trabajando durante mi matrimonio, al principio como auxiliar administrativa y coordinadora de recepción en Welzijn Ouderen Lelystad. Esa organización acabó formando parte del proveedor de servicios sociales Stichting Welzijn Lelystad. Me ocupaba de los niños y también trabajaba a media jornada. En mis días libres, mis hijos y yo hacíamos cosas divertidas juntos. Me alegra decir que podía dedicarles toda mi atención.
Mi marido había hecho varios cursos a lo largo de los años y, cuando los niños fueron un poco mayores, me sugirió que yo también volviera a la enseñanza. Me animó mucho y decidí matricularme en un curso de formación de auxiliar de enseñanza.
Mientras hacía las prácticas, muchos de los padres pensaban que yo era la profesora, ya que era mayor que la mayoría del personal docente. Era gracioso trabajar como auxiliar cuando ya acumulaba tanta experiencia vital. Recuerdo a una madre que llevaba a su hijo a la escuela por primera vez. Quería quedarse un rato allí para comprobar que su hijo estaba bien y jugaba contento, para poder salir del aula tranquila. Yo entendí perfectamente cómo se sentía, mientras que quizá un profesor joven le habría pedido a esa señora que se marchara.
He ejercido de auxiliar de enseñanza dos días a la semana durante los últimos cinco años, pero este último año he trabajado como profesora en el aula de infantil. ¡Empecé con nueve niños y ahora ya tengo 18! La verdad es que me gusta más trabajar como auxiliar que como profesora y preferiría tener un grupo más pequeño. Mi trabajo implica prestar especial atención a los niños de la clase que lo necesitan.
El resto de la semana estoy en Welzijn Lelystad. Después de trabajar como recepcionista y luego como voluntaria en VoorleesExpress (servicio para niños con retrasos en el lenguaje), acabé aceptando un puesto de asistente de proyectos en Huis voor Taal (HvT). Por tanto, tengo una semana bastante ocupada, pero como comparto totalmente los objetivos del proyecto de Huis voor Taal y yo misma soy una aprendiz permanente, me encanta ver el proceso de la educación de adultos. Es importante que la gente aprenda en un entorno agradable, seguro y divertido y es maravilloso ver a personas de tantos países distintos juntas en un aula para aprender holandés. También creo que es importante tener buena relación con los responsables de los proyectos.
Me encargo de la gestión de los registros de los voluntarios y asisto a las reuniones de equipo en las que comparto ideas sobre las prácticas de educación de adultos y también aporto mi opinión sobre la mejor manera de organizar los cursos de idiomas. También probamos juntos distintos formas de juego y evaluamos la idoneidad de los libros para su uso en el aula. Ayudo durante el verano, cuando la sección Huis van Taal de la biblioteca está cerrada por falta de voluntarios, para que la HvT pueda permanecer abierta para las personas que quieran aprender neerlandés o tengan otro tipo de consultas.
Además de ser curiosa por naturaleza y de querer aprender cosas nuevas, también me gusta la variedad y no quiero acabar como mi madre, que hizo el mismo trabajo durante 40 años. Puede que ella se conformara con eso, pero sé que a mí no me satisfaría.
Recuerdo que me regalaron un ramo de flores cuando llevaba 12 años y medio trabajando como recepcionista en Welzijn Lelystad. Aunque evidentemente agradecí el gesto, me pilló desprevenida. Esto hizo que me cuestionara mi autocomplacencia y decidí que quería hacer algo diferente en lugar de simplemente pasar el tiempo hasta la jubilación. Así es como acabé en Huis van Taal.