Educar y formar para el futuro



Estos momentos de reflexión curricular, de crisol de cambios, constituyen una buena oportunidad para recordar que la educación y la formación son herramientas de futuro.
O deberían serlo.
En nuestras aulas trabajamos con perspectiva de que las actividades formativas que hoy se realizan tengan efecto en las actividades que la actual alumna o alumno habrán de enfrentar en un futuro más o menos próximo. En ocasiones muy lejano.
Si bien es justificable que la competencia profesional sea demostrable hoy y ahora, es preciso también considerar que la persona formada debe contar con un amplio y profundo bagaje que le posibilite interaccionar eficazmente en situaciones futuras.
Y este bagaje que tenemos que procurar puede ser desvirtuado, si no imposibilitado, por el trabajo al presente inmediato a que nos impelen tendencias pretendidamente modernas.
Trabajar para obtener resultados y realizaciones a corto plazo puede tener sentido en actividades de actualización profesional, en la adquisición de competencias puntuales… pero cuando se trata de una preparación de fondo, los objetivos a corto plazo pueden suponer un obstáculo innecesario.