
Los centros de educación de adultos, CEPAS, van más allá de la labor educativa, son verdaderos lugares de inclusión social. La ubicación y contexto de estos centros atrae a un tipo de alumnado con diferentes necesidades, así como con unas características sociales y culturales específicas. Además, el perfil del alumno es muy variado, sin límite de edad por encima de los 18 años y con motivaciones muy diferentes para iniciar, continuar o ampliar sus estudios, convirtiendo a los CEPAS en entornos de aprendizaje multicultural e intergeneracional.
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